“La derecha cavernaria apoyará a Keiko”
El cómputo oficial confirmó que la hija de Fujimori será la rival del candidato nacionalista. Durante el día se especuló con que Humala tendiera puentes con Toledo. Los expertos señalan que él tiene que correrse más al centro.
Por Carlos Noriega
“El voto mayoritario por Ollanta Humala y Keiko Fujimori refleja el descontento con la situación del país.”
Desde Lima
Ollanta Humala y Keiko Fujimori, que disputarán la segunda vuelta el 5 de junio, pasaron el día reunidos con sus equipos políticos y de campaña. El candidato de la izquierda y la hija del ex dictador Alberto Fujimori (1990-2000) cerraron la noche del domingo festejando con sus partidarios y comenzaron el lunes planificando con sus asesores la campaña para la segunda vuelta. Serán dos largos meses de campaña. Ayer Humala habló brevemente con la prensa y ratificó el llamado “a la unidad nacional” que había realizado en la noche electoral una vez conocida su victoria.
El ganador de los comicios reveló que no había recibido el saludo de sus adversarios. Quien sí lo llamó para felicitarlo fue el presidente de Bolivia, Evo Morales. Durante el día se especuló que Humala le ofrecería la jefatura del gabinete ministerial a Beatriz Merino, ex primera ministra en el gobierno de Toledo y defensora del pueblo hasta hace unas semanas, como una señal de apertura hacia el centro y el empresariado, sector en el que Merino es muy respetada. El humalismo no confirmó ni negó la versión, pero su candidata a la vicepresidencia, Marisol Espinoza, dijo que esa posibilidad le “encantaría”.
Consultado por Página/12, Carlos Monge, antropólogo, historiador e investigador del Centro de Estudios y Promoción del Desarrollo-Desco, atribuye el voto mayoritario por Ollanta y Keiko Fujimori al descontento con la situación del país. “Humala, como en 2006, ha encarnado el descontento con una democracia mediocre, que no funciona y un modelo económico que crece pero no redistribuye y en el cual la gente se siente excluida. Con Keiko Fujimori gana el modelo neoliberal pero con ropaje claramente autoritario y de políticas populistas y clientelistas de derecha. En el voto por ella hay un descontento principalmente con la clase política y la democracia, pero también es un descontento económico, pero que no se traduce en exigir un cambio de modelo, sino en pedir una solución clientelar y populista”, precisa Monge.
Sobre el escenario de segunda vuelta, el historiador Nelson Manrique estima que “la derecha más ruda, más cavernaria, se jugaría la carta de Keiko Fujimori, lo cual sería reconocer que no les interesa la democracia y de lo que se trata es de asegurar sus intereses económicos”. Monge considera que la segunda vuelta “será una prueba ácida” de las convicciones democráticas del empresariado y la derecha y señala que su voto por la heredera del ex dictador Fujimori dejaría “muy claro que sus convicciones democráticas son muy débiles o inexistentes”.
En cuanto a las posibles negociaciones para sumar apoyos para el ballottage, Fernando Tuesta, director del Instituto de Opinión Pública de la Universidad Católica, precisa que en Perú el endose de votos no funciona. “Ningún candidato tiene posibilidad de endosar sus votos”, asegura. “Es probable –señala– que en Lima la mayoría del electorado de clase media alta y alta que votó por Kuczynski se incline por Keiko. Humala puede captar el voto popular de los candidatos que han quedado fuera y el voto del interior del país que tuvieron esos candidatos.” No cree que los electores vean la próxima elección como una disputa entre la izquierda que representa Humala y la derecha que encarna Keiko Fujimori. “En Perú, para la mayoría de votantes las elecciones no tienen que ver con derecha o izquierda. Las adhesiones son más personales que políticas o ideológicas.”
“Humala –señala Carlos Monge– ya ha moderado su discurso y en junio debe correrse más al centro e incluso hacer una apertura al centroderecha. Keiko tiene que hacer menos concesiones y eso le da ventaja. Los sectores empresariales y de la clase media alta y alta apoyaron en su momento el gobierno de su padre tal como era y ahora votarían por ella. El voto de Kuczynski iría en gran parte para Keiko. El voto popular, de los sectores pobres, a favor de Castañeda, es sociológicamente igual al de Keiko, es un voto clientelista, populista, y va a ir para ella. El voto popular y de la clase media que fue a Toledo, y que tiene un nivel de preocupación por los derechos humanos y la democracia, podría ir a Humala si éste les da la señal de que el suyo sería un gobierno cercano a Lula y no a un estatismo chavista.” En opinión de Tuesta, el ballottage entre Ollanta Humala y Keiko Fujimori es “de pronóstico reservado”.
Fuente Página/12
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